jueves, 1 de mayo de 2014

TECNICAS DE INTERROGATORIO POLICIAL

Que el oficial dialogue con víctimas, testigos y sospechosos. No importa si se trata
de un accidente de tránsito menor o de un asesinato: en el relato se esconde una verdad que el agente querrá conocer para resolver el caso. La manera de abordar la charla dependerá de cada situación en particular, tanto por lo sucedido como por el carácter de las partes, ya que no es lo mismo entrevistar a un presunto violador que a una mujer o un niño.
Con el correr de los años han habido dos técnicas de interrogatorio policial que se han destacado por sobre el resto. Se diferencian en la manera de observar las conductas de los sujetos y en el método de manejo de la entrevista para provocar que la verdad sea revelada. Estas son la kinésica y la de Reid.
TÉCNICA KINÉSICA
La entrevista kinésica reconoce e interpreta un amplio rango de conductas físicas y verbales, conscientes e inconscientes, para establecer si un sujeto dice la verdad o está mintiendo. Ningún signo por sí solo es prueba absoluta, sino que es el conjunto de síntomas lo que puede permitir al investigador interpretar con cierto grado de certeza si la persona se está comportando evasivamente o con falsedad.
Los elementos a los que se pone particular atención son los siguientes:
1. Conducta verbal. Hace hincapié en la forma de hablar: si hay vacilación en el discurso, un silencio repentino o exceso de camaradería; si responde una pregunta con otra pregunta o repitiendo la pregunta al comenzar la oración, o invocando el nombre de Dios.
2. Respuestas divergentes. Las respuestas que se pueden dar en una entrevista transitan por dos caminos de patrones conductuales. Si se consulta, por ejemplo, por qué sus huellas estaban en el picaporte de la puerta que se violó, quien no tuvo que ver con el hecho dirá que eso no es posible; mientras que alguien involucrado ofrecerá algún tipo de excusa.
A veces el investigador hace preguntas falsas para tender trampas y conseguir una admisión de culpabilidad. Esto no es ilegal. Por ejemplo, sostener que la persona fue vista entrando a una habitación, aunque este dato no sea cierto.
3. Conducta no verbal. Los entrevistadores siempre ponen mucha atención al lenguaje corporal ante las preguntas difíciles y van comparando las reacciones respecto a cómo responde a preguntas normales o no amenazantes para ir registrando patrones.
Por ejemplo, si una persona tiene una posición relajada, pero ante una pregunta difícil cruza sus brazos, se puede esperar un engaño. O si se frota la nariz cada vez que niega su participación en el hecho y dicho gesto transcurre sólo en la entrevista y en preguntas claves, entonces también probablemente esté mintiendo.
TÉCNICA REID
La técnica siempre comienza con una entrevista no acusatoria y cuando es el momento apropiado se orienta la sesión hacia un interrogatorio, etapa que está basada en nueve elementos.
1. Confrontación positiva. El investigador acusa de culpable al interrogado y espera la reacción del sujeto para evaluarla, y continúa con otras inferencias que permitan explicar y probar por qué y cómo cometió el delito. Se la conoce como una ‘declaración de transición’ para conseguir que el sujeto admita la culpa.
2. Desarrollo del tema. El investigador interpreta el tipo de personalidad del interrogado y lo lleva a que se explaye sobre los aspectos temáticos que minimizan o justifican ese tipo de delito. Una vez que la persona racionalizó lo sucedido y vio posibilidades de que admita su responsabilidad, es más probable que confiese. Por ejemplo, hacer hincapié en que otras personas habrían hecho lo mismo en su lugar.
3. Manejo de negaciones. El investigador intenta persuadir al interrogado de que no es conveniente para él negar su implicación en los hechos. Ante un gesto como queriendo llamar la atención, buscar la mirada del interrogador o abrir la boca, dando la impresión de querer hablar, el oficial debería interrumpir la solicitud y expresar un comentario desaprobatorio sobre el intento de negación. Agregar una expresión del tipo: “Carlos, antes de que digas algo más déjame explicarte lo delicado que es este asunto”, manteniendo la mano en alto en señal de detención y evitando el contacto visual.
4. Objeciones inminentes. El interrogador debe racionalizar los argumentos del acusado para desechar las excusas y razones del sujeto para negar su acusación.
5. Atención. El investigador siempre tiene que mantener la atención del interrogado. Si aquél mantiene quieto, evita el contacto visual o cruza las piernas son señales de que el sujeto está en otro asunto. Para captar su atención, el interrogador debe utilizar técnicas invasivas de acercamiento físico, como ponerle la mano en el hombro, mover la silla más cerca o moverse dentro de la línea de visión de la persona. También utilizar técnicas verbales para dominar y controlar la atención del sujeto.
6. Pasividad. La conducta pasiva del sujeto puede tratarse de un indicador de que está listo para admitir su culpabilidad. En estas circunstancias, el interrogador debería hacer un resumen de las razones que tuvo la persona para cometer el delito y observar atentamente las reacciones de aprobación o negación del sujeto.
7. Preguntas alternativas. El investigador hace una pregunta con dos respuestas posibles, ambas incriminatorias. Por ejemplo: ¿Con el dinero pagaste lo que debías o te lo gastaste en diversión? De un modo u otro admite culpabilidad.
8. Detallando eventos. Es necesario identificar las discrepancias y la falta de concordancia en la historia que expresa el interrogado para aclarar los detalles incriminatorios antes de establecer una admisión de culpabilidad completa. El método apunta a utilizar palabras que bajen la carga emocional de los hechos. Preguntar ¿cuántas veces jalaste el gatillo?, en lugar de ¿cuántas veces le disparaste a quemarropa?
9. Declaraciones escritas. Por último, es importantísimo que el sospechoso incluya en una confesión escrita los detalles del delito, que solamente él puede conocer, y que la declaración sea estructurada de manera tal que admita verdaderamente la culpabilidad y que resultó de su voluntad natural de confesión, para evitar así un posterior rechazo judicial.
OTRAS TÉCNICAS
Silencio: La mayoría de la gente se incomoda con el silencio y comienza a hablar solamente para romper la tensión.
Empatía: Minimizar el sentimiento de culpa o la pena por una conducta ilícita cometida para que le resulte menos difícil emitir una confesión. Por ejemplo, contando una experiencia personal.
Apelar a las emociones y a la espiritualidad: La culpa les causa un gran peso en su “alma” y el interrogador puede decir algo como: “Yo sé que eres una buena persona y esto te está afectando. Si te libras de esa carga te sentirás mejor”.
Señalar signos de culpabilidad: Para incrementar la presión, demostrarle abiertamente que está manifestando síntomas típicos de culpa.
Transmitir que se sabe todo: Después de hacer una pregunta, destacar que se sabe la respuesta. Por ejemplo, alegando que se ha entrevistado a otras personas sobre el asunto.
Ofrecer una oportunidad para mentir: Sugerir un escenario y situación que se sabe incierto de antemano para escuchar si el sospechoso concuerda.
Un investigador deberá conocer, aprender y aplicar elementos de éstas y otras técnicas según cuál le convenga en cada situación, desarrollando a la vez un estilo propio.

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